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REFORMA POLÍTICA

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DIARIO UNO- Lima, 11 de mayo de 2019

REFORMA POLÍTICA

Por Antero Flores-Araoz

Hacen pocos meses, el Presidente de la República nombró una Comisión presidida por Fernando Tuesta para que estudiara medidas legislativas a fin de hacer la reforma del sistema político peruano, ello en el ánimo de mejorar lo que hasta ahora tenemos.

Con dedicación y presteza la Comisión entregó sus propuestas al Presidente Vizcarra, el que convirtiéndolas en proyectos de ley del Poder Ejecutivo, las remitió al Congreso para su evaluación y, de ser el caso su aprobación. Fueron doce proyectos de ley dentro de los cuales habían cuatro de reformas constitucionales, pero no se asumió la sugerencia de la Comisión Tuesta de regresar al sistema bicameral el que había sido dejado de lado en la Constitución de 1993.

Tanto el Presidente Vizcarra como su Primer Ministro Del Solar, acompañados a coro por algunos de sus ministros, vienen apurando al Congreso para que se aprueben las reformas propuestas, a fin de que ellas puedan estar vigentes para el proceso electoral del 2021, lo que requiere por lo menos de un año de anticipación.

Si bien es cierto que el Presidente ha presentado sus proposiciones legislativas con carácter urgente y preferencial, también es cierto que por lo general todos los proyectos los presenta con la misma calificación, lo que en la práctica ha devaluado la mencionada facultad presidencial.

Como quiera que no solo el Poder Ejecutivo goza de la facultad de proponer leyes, sino que también la tienen los congresistas, así como otros poderes del Estado y diversos organismos públicos, en el Parlamento hay un cúmulo de proyectos d e reformas políticas y hasta una propuesta de la autoridad electoral para un Código de dicha materia.

El Presidente del Congreso, ha derivado a la Comisión de Constitución, como corresponde, los proyectos en cuestión para su evaluación y dictamen, pero no solo los del Ejecutivo, por lo que agrupándose los proyectos por materia, lo lógico y usual es que se dictaminen por grupos de similar contenido, como es usual desde tiempo inmemorial.

Tratándose de proyectos tan importantes, se solicita opinión de expertos externos al Congreso y, en innumerables ocasiones se les invita para que hagan exposiciones orales ante la Comisión de Constitución.

Las materias y proyectos propuestos para la reforma política, son complejos, tienen que ser muy bien evaluados, dictaminados y luego debatidos en el Pleno del Congreso, por lo que hay que tratarlos sin exagerada prisa pero también sin pausa y, dada la importancia de la temática bien podría sesionar la Comisión de Constitución varias veces a la semana, pero sin interferir con las sesiones del Pleno Parlamentario.

Como quiera que hay varios proyectos para volver al bicameralismo, sería conveniente empezar por descartarlos en la Comisión de Constitución, habida cuenta que, en el pasado mes de noviembre, por referéndum, la ciudadanía rechazó el retorno a dos cámaras legislativas, pese a ser dicha opcion lo más sensato para nuestro sistema político. Limpiada “la cancha” hay que abordar todas las otras propuestas con mucha seriedad.

Estamos frente a una reforma crucial para nuestra deficiente democracia y hay que tratarla con sumo cuidado y, sin “correr” como quiere el Ejecutivo, para no tropezarnos, sin olvidar que se requiere de un Código Electoral y de Procedimientos Electorales y, que hay avances en dicha direccionalidad.

Ciertamente estos asuntos son de gran importancia, que no pueden ser postergados para aprobar leyesitas que no sirven para nada y, algunas solo quedan en supuestos buenos propósitos, ya que no son mandatorias, como aquellas que declaran de interés nacional la creación de provincias y distritos.

Más seriedad congresistas y menos presión Presidente y ministros.